¿Qué son los Nutrientes?
Componentes de
los alimentos que tienen una función energética, estructural o reguladora. Entre
ellos tenemos distintos grupos: hidratos de carbono (energéticos y
estructurales), lípidos (energéticos y estructurales), proteínas (estructurales),
vitaminas y minerales, agua.
Se conoce
con el nombre de metabolismo a las transformaciones químicas que sufren los
nutrientes en los tejidos, una vez superados los procesos de digestión y absorción
correspondientes. Este metabolismo incluye reacciones de tipo degradativo, que
se utilizan fundamentalmente para obtener energía (catabolismo), y reacciones
de tipo biosintético, por las que se forman diversas biomoléculas utilizando
parte de esa energía (anabolismo).
Ecuación de la respiración celular.

HIDRATOS DE CARBONO.
Los hidratos de carbono son los componentes orgánicos más abundantes de la mayor parte de las frutas, verduras, legumbres y cereales, contribuyendo a la textura y sabor de estos alimentos. Representan la fuente de energía mayoritaria para el ser humano, son digeridos y absorbidos en el intestino delgado y, en menor medida, algunos de ellos son fermentados parcialmente en el intestino grueso.
La ingesta de energía debida a los hidratos de carbono representa el 40-60% de la energía total aportada por la dieta. Los hidratos de carbono, consumidos preferentemente en forma de disacáridos, oligosacáridos y polisacáridos, son absorbidos y transportados a los tejidos corporales como glucosa; ésta es el combustible metabólico primario para los humanos. Algunos tipos de células, como los eritrocitos sólo son capaces de utilizar este combustible.
El músculo cardiaco y esquelético puede oxidar completamente la glucosa o almacenarla en forma de glucógeno. En el corazón, el metabolismo de la glucosa es siempre aerobio mientras que el músculo esquelético, en condiciones de aporte insuficiente de oxígeno por periodos limitados de tiempo, puede también oxidar la glucosa de forma anaerobia.
En el tejido adiposo, la glucosa puede ser degradada parcialmente para proveer glicerol, necesario para la síntesis de triglicéridos, u oxidada totalmente y proveer unidades de dos carbonos (acetil-CoA) para la síntesis de ácidos grasos. Bajo condiciones de necesidad de energía, el tejido adiposo puede liberar combustible metabólico en forma de ácidos grasos libres circulantes en el torrente sanguíneo.
El cerebro es dependiente del suministro continuo de glucosa, que es capaz de oxidar completamente hasta CO2 y agua. Por otra parte, los eritrocitos tienen una capacidad limitada de oxidar glucosa, ya que no tienen mitocondrias, pero la obtención de energía depende exclusivamente de ese combustible metabólico oxidándola parcialmente hasta lactato vía glucólisis. Otras células especializadas, como las células de la córnea, el cristalino, la retina, los leucocitos, las células testiculares y las células de la médula renal, son eminentemente glucolíticas.
La glucosa también sirve como molécula precursora para la síntesis del resto de los hidratos de carbono constituyentes de glicoproteínas, proteoglicanos y glicolípidos corporales. Estas biomoléculas complejas son componentes importantes de los fluidos corporales, la matriz de los tejidos, las membranas y las superficies celulares.
La ingesta de energía debida a los hidratos de carbono representa el 40-60% de la energía total aportada por la dieta. Los hidratos de carbono, consumidos preferentemente en forma de disacáridos, oligosacáridos y polisacáridos, son absorbidos y transportados a los tejidos corporales como glucosa; ésta es el combustible metabólico primario para los humanos. Algunos tipos de células, como los eritrocitos sólo son capaces de utilizar este combustible.
El músculo cardiaco y esquelético puede oxidar completamente la glucosa o almacenarla en forma de glucógeno. En el corazón, el metabolismo de la glucosa es siempre aerobio mientras que el músculo esquelético, en condiciones de aporte insuficiente de oxígeno por periodos limitados de tiempo, puede también oxidar la glucosa de forma anaerobia.
En el tejido adiposo, la glucosa puede ser degradada parcialmente para proveer glicerol, necesario para la síntesis de triglicéridos, u oxidada totalmente y proveer unidades de dos carbonos (acetil-CoA) para la síntesis de ácidos grasos. Bajo condiciones de necesidad de energía, el tejido adiposo puede liberar combustible metabólico en forma de ácidos grasos libres circulantes en el torrente sanguíneo.
El cerebro es dependiente del suministro continuo de glucosa, que es capaz de oxidar completamente hasta CO2 y agua. Por otra parte, los eritrocitos tienen una capacidad limitada de oxidar glucosa, ya que no tienen mitocondrias, pero la obtención de energía depende exclusivamente de ese combustible metabólico oxidándola parcialmente hasta lactato vía glucólisis. Otras células especializadas, como las células de la córnea, el cristalino, la retina, los leucocitos, las células testiculares y las células de la médula renal, son eminentemente glucolíticas.
La glucosa también sirve como molécula precursora para la síntesis del resto de los hidratos de carbono constituyentes de glicoproteínas, proteoglicanos y glicolípidos corporales. Estas biomoléculas complejas son componentes importantes de los fluidos corporales, la matriz de los tejidos, las membranas y las superficies celulares.
Grasas
Los lípidos de la dieta están constituidos mayoritariamente por triglicéridos (grasas) y pequeñas cantidades de otros lípidos complejos tales como fosfolípidos, colesterol y otros componentes minoritarios (ceras, glicolípidos, vitaminas liposolubles, etc.). Las funciones más importantes de los lípidos de la dieta son servir de fuente de energía metabólica, proveer de elementos estructurales para las membranas celulares, servir como fuente de agentes emulsionantes, para la propia absorción de los triglicéridos, y como lubricantes de las superficies corporales, servir de vehículo para el transporte de vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y actuar como precursores de hormonas y de otras moléculas de señalización celular.
Los lípidos en forma de triglicéridos desempeñan una función crítica en el metabolismo como sustancias fundamentales para el almacenamiento de energía en el organismo. Alrededor del 85% de la energía almacenada en un adulto varón está en forma de triglicéridos en el tejido adiposo. La grasa de la dieta supone una forma concentrada de energía. Por ejemplo, la grasa de la leche materna es la fuente más importante de energía para el recién nacido, alcanzando el 55% de la energía total de la dieta. En el adulto, el consumo de grasa oscila entre el 35 y el 45% de la energía total consumida diariamente; un adulto sano en equilibrio metabólico consume alrededor de 100 g de grasa al día, equivalentes a 900 kcal.
Cuando el contenido calórico de la dieta excede los requerimientos energéticos inmediatos del individuo, los hidratos de carbono, y en menor medida los aminoácidos, pueden ser transformados en ácidos grasos y esterificados con glicerol para formar triglicéridos.
Proteínas
La proteína de la dieta es, no sólo necesaria para el mantenimiento de la proteína corporal, sino imprescindible para el incremento de la proteína corporal asociada al crecimiento. Si se limita la ingesta energética o la proteína se produce un retraso en el crecimiento. En el adulto, una ingesta adecuada de proteínas mantiene la masa corporal proteica y la capacidad de adaptación a diferentes condiciones metabólicas y ambientales. La pérdida de proteínas corporales se asocia a numerosas patologías y a un aumento de la mortalidad. Cuando las pérdidas de proteínas son superiores al 30% del total de proteína corporal, la proporción de supervivencia disminuye hasta el 20%.
Función central del hígado en el metabolismo.
Los lípidos de la dieta están constituidos mayoritariamente por triglicéridos (grasas) y pequeñas cantidades de otros lípidos complejos tales como fosfolípidos, colesterol y otros componentes minoritarios (ceras, glicolípidos, vitaminas liposolubles, etc.). Las funciones más importantes de los lípidos de la dieta son servir de fuente de energía metabólica, proveer de elementos estructurales para las membranas celulares, servir como fuente de agentes emulsionantes, para la propia absorción de los triglicéridos, y como lubricantes de las superficies corporales, servir de vehículo para el transporte de vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y actuar como precursores de hormonas y de otras moléculas de señalización celular.
Los lípidos en forma de triglicéridos desempeñan una función crítica en el metabolismo como sustancias fundamentales para el almacenamiento de energía en el organismo. Alrededor del 85% de la energía almacenada en un adulto varón está en forma de triglicéridos en el tejido adiposo. La grasa de la dieta supone una forma concentrada de energía. Por ejemplo, la grasa de la leche materna es la fuente más importante de energía para el recién nacido, alcanzando el 55% de la energía total de la dieta. En el adulto, el consumo de grasa oscila entre el 35 y el 45% de la energía total consumida diariamente; un adulto sano en equilibrio metabólico consume alrededor de 100 g de grasa al día, equivalentes a 900 kcal.
Cuando el contenido calórico de la dieta excede los requerimientos energéticos inmediatos del individuo, los hidratos de carbono, y en menor medida los aminoácidos, pueden ser transformados en ácidos grasos y esterificados con glicerol para formar triglicéridos.
Proteínas
La proteína de la dieta es, no sólo necesaria para el mantenimiento de la proteína corporal, sino imprescindible para el incremento de la proteína corporal asociada al crecimiento. Si se limita la ingesta energética o la proteína se produce un retraso en el crecimiento. En el adulto, una ingesta adecuada de proteínas mantiene la masa corporal proteica y la capacidad de adaptación a diferentes condiciones metabólicas y ambientales. La pérdida de proteínas corporales se asocia a numerosas patologías y a un aumento de la mortalidad. Cuando las pérdidas de proteínas son superiores al 30% del total de proteína corporal, la proporción de supervivencia disminuye hasta el 20%.
Función central del hígado en el metabolismo.
EQUILIBRIO ENERGÉTICO DEL ORGANISMO
Índice metabólico y producción de calor corporal
- CHO Y CHON = 4 kcal/g
- Grasas = 9 kcal/g
- Valor calórico: debemos de saber cuántos gramos de cada tipo de producto alimentario contiene.
Es la cantidad de calor que produce el cuerpo por unidad de tiempo en condiciones basales, es decir, en reposo.
Refleja el suministro energético que el organismo de una persona necesita para realizar las actividades esenciales de la vida, como respirar, y mantener los latidos cardiacos y la función renal.
Un adulto medio de unos 70 kg tiene un BMR de entre 60 – 72 kcal/hora.
Factores que lo afectan:
- Área de superficie corporal, género, edad, producción de tiroxina y emociones.
Harris-Benedict:
Harris-Benedict se basa en cinco parámetros diferentes para calcular el número de calorías recomendado: Sexo, Altura, Peso, Edad y Actividad física
Con estos parámetros es capaz de calcular la Tasa de Metabolismo Basal (TMB), es decir, la cantidad mínima de energía que necesita tu cuerpo para funcionar. Nunca debemos ingerir menos cantidad de calorías de las que marca la tasa metabólica. La TMB se calcula siguiendo las siguientes ecuaciones:
H= 66+(13.8XPI) + (5xT) – (6.8 x E )
M= 655+(9.6XPI) + (1.8xT)-(4.7X E )
PI= peso ideal
T= talla del paciente
E= edad
Una vez obtenida la Tasa Metabólica Basal, el método
Harris-Benedict pone en relación el último de los valores, el nivel de
actividad, para obtener la cantidad recomendada de calorías que hacen falta
tanto para mantener el peso actual, como para adelgazar o engordar.
Hace referencia a la cantidad total de kilocalorías que el cuerpo debe consumir para poder realizar todas las actividades en curso.
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