miércoles, 16 de septiembre de 2015

OBTENCIÓN DE ENERGÍA Y MANTENIMIENTO DE LA GLUCOSA



¿Qué son los Nutrientes?
Componentes de los alimentos que tienen una función energética, estructural o reguladora. Entre ellos tenemos distintos grupos: hidratos de carbono (energéticos y estructurales), lípidos (energéticos y estructurales), proteínas (estructurales), vitaminas y minerales, agua.



Se conoce con el nombre de metabolismo a las transformaciones químicas que sufren los nutrientes en los tejidos, una vez superados los procesos de digestión y absorción correspondientes. Este metabolismo incluye reacciones de tipo degradativo, que se utilizan fundamentalmente para obtener energía (catabolismo), y reacciones de tipo biosintético, por las que se forman diversas biomoléculas utilizando parte de esa energía (anabolismo).
 

Ecuación de la respiración celular.






HIDRATOS DE CARBONO.
Los hidratos de carbono son los componentes orgánicos más abundantes de la mayor parte de las frutas, verduras, legumbres y cereales, contribuyen­do a la textura y sabor de estos alimentos. Repre­sentan la fuente de energía mayoritaria para el ser humano, son digeridos y absorbidos en el intestino delgado y, en menor medida, algunos de ellos son fermentados parcialmente en el intestino grueso.

La ingesta de energía debida a los hidratos de carbono representa el 40-60% de la energía to­tal aportada por la dieta. Los hidratos de carbo­no, consumidos preferentemente en forma de disacáridos, oligosacáridos y polisacáridos, son absorbidos y transportados a los tejidos cor­porales como glucosa; ésta es el combustible metabólico primario para los humanos. Algu­nos tipos de células, como los eritrocitos sólo son capaces de utilizar este combustible.

El músculo cardiaco y esquelético puede oxi­dar completamente la glucosa o almacenarla en forma de glucógeno. En el corazón, el metabolis­mo de la glucosa es siempre aerobio mientras que el músculo esquelético, en condiciones de aporte insuficiente de oxígeno por periodos limitados de tiempo, puede también oxidar la glucosa de forma anaerobia.

En el tejido adiposo, la glucosa puede ser degrada­da parcialmente para proveer glicerol, necesario pa­ra la síntesis de triglicéridos, u oxidada totalmente y proveer unidades de dos carbonos (acetil-CoA) pa­ra la síntesis de ácidos grasos. Bajo condiciones de necesidad de energía, el tejido adiposo puede liberar combustible metabólico en forma de ácidos grasos libres circulantes en el torrente sanguíneo.

El cerebro es dependiente del suministro conti­nuo de glucosa, que es capaz de oxidar completa­mente hasta CO2 y agua. Por otra parte, los eritroci­tos tienen una capacidad limitada de oxidar glucosa, ya que no tienen mitocondrias, pero la obtención de energía depende exclusivamente de ese combustible metabólico oxidándola parcialmente hasta lactato vía glucólisis. Otras células especializadas, como las célu­las de la córnea, el cristalino, la retina, los leucocitos, las células testiculares y las células de la médula renal, son eminentemente glucolíticas.

La glucosa también sirve como molécula pre­cursora para la síntesis del resto de los hidratos de carbono constituyentes de glicoproteínas, pro­teoglicanos y glicolípidos corporales. Estas biomoléculas complejas son componentes importantes de los fluidos corporales, la matriz de los tejidos, las membranas y las superficies celulares. 

Grasas
Los lípidos de la dieta están constituidos mayo­ritariamente por triglicéridos (grasas) y pequeñas cantidades de otros lípidos complejos tales como fosfolípidos, colesterol y otros componentes mino­ritarios (ceras, glicolípidos, vitaminas liposolubles, etc.). Las funciones más importantes de los lípidos de la dieta son servir de fuente de energía meta­bólica, proveer de elementos estructurales para las membranas celulares, servir como fuente de agen­tes emulsionantes, para la propia absorción de los triglicéridos, y como lubricantes de las superficies corporales, servir de vehículo para el transporte de vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y actuar co­mo precursores de hormonas y de otras moléculas de señalización celular.

Los lípidos en forma de triglicéridos desempe­ñan una función crítica en el metabolismo como sustancias fundamentales para el almacenamiento de energía en el organismo. Alrededor del 85% de la energía almacenada en un adulto varón está en forma de triglicéridos en el tejido adiposo. La gra­sa de la dieta supone una forma concentrada de energía. Por ejemplo, la grasa de la leche materna es la fuente más importante de energía para el re­cién nacido, alcanzando el 55% de la energía total de la dieta. En el adulto, el consumo de grasa osci­la entre el 35 y el 45% de la energía total consumi­da diariamente; un adulto sano en equilibrio meta­bólico consume alrededor de 100 g de grasa al día, equivalentes a 900 kcal.

Cuando el contenido calórico de la dieta ex­cede los requerimientos energéticos inmediatos del individuo, los hidratos de carbono, y en menor medida los aminoácidos, pueden ser transforma­dos en ácidos grasos y esterificados con glicerol para formar triglicéridos.

Proteínas
La proteína de la dieta es, no sólo necesaria para el mantenimiento de la proteína corporal, sino im­prescindible para el incremento de la proteína cor­poral asociada al crecimiento. Si se limita la ingesta energética o la proteína se produce un retraso en el crecimiento. En el adulto, una ingesta adecuada de proteínas mantiene la masa corporal proteica y la capacidad de adaptación a diferentes condicio­nes metabólicas y ambientales. La pérdida de pro­teínas corporales se asocia a numerosas patologías y a un aumento de la mortalidad. Cuando las pér­didas de proteínas son superiores al 30% del total de proteína corporal, la proporción de superviven­cia disminuye hasta el 20%.

Función central del hígado en el metabolismo.




EQUILIBRIO ENERGÉTICO DEL ORGANISMO


Índice metabólico y producción de calor corporal 
  • CHO Y CHON = 4 kcal/g 
  • Grasas = 9 kcal/g 
  • Valor calórico: debemos de saber cuántos gramos de cada tipo de producto alimentario contiene.
ÍNDICE METABÓLICO BASAL 

Es la cantidad de calor que produce el cuerpo por unidad de tiempo en condiciones basales, es decir, en reposo.
Refleja el suministro energético que el organismo de una persona necesita para realizar las actividades esenciales de la vida, como respirar, y mantener los latidos cardiacos y la función renal.
Un adulto medio de unos 70 kg tiene un BMR de entre 60 – 72 kcal/hora.
Factores que lo afectan:

  • Área de superficie corporal, género, edad, producción de tiroxina y emociones.

Harris-Benedict:
Harris-Benedict se basa en cinco parámetros diferentes para calcular el número de calorías recomendado: Sexo, Altura, Peso, Edad y Actividad física

Con estos parámetros es capaz de calcular la Tasa de Metabolismo Basal (TMB), es decir, la cantidad mínima de energía que necesita tu cuerpo para funcionar. Nunca debemos ingerir menos cantidad de calorías de las que marca la tasa metabólica. La TMB se calcula siguiendo las siguientes ecuaciones:

H= 66+(13.8XPI) + (5xT) – (6.8 x E )
M= 655+(9.6XPI) + (1.8xT)-(4.7X E )
PI= peso ideal    
T= talla del paciente
E= edad

Una vez obtenida la Tasa Metabólica Basal, el método Harris-Benedict pone en relación el último de los valores, el nivel de actividad, para obtener la cantidad recomendada de calorías que hacen falta tanto para mantener el peso actual, como para adelgazar o engordar.
 
ÍNDICE METABÓLICO TOTAL

Hace referencia a la cantidad total de kilocalorías que el cuerpo debe consumir para poder realizar todas las actividades en curso.

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